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Imaginación y cultura: las bibliotecas infantiles


Un bien cultural y social

Cuando pensamos en las bibliotecas públicas lo hacemos como centros culturales más que como centros sociales. No obstante, en los últimos años se ha intentado dar la vuelta a esta tendencia convirtiéndolas en espacios adaptados a las necesidades de los usuarios. Así, los bibliotecarios han intentado seguir lo más cerca posible a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación para satisfacer la demanda de una generación embutida en el cambio tecnológico. Como servicio público, las bibliotecas tienen una responsabilidad social que en lo referente a los niños se traduce en hacer más accesible, dinámica y atractiva la cultura, el aprendizaje y la integración.


La imaginación y el aprendizaje

La biblioteca infantil como centro exclusivo para niños, muy ligado a la escuela y como espacio multimedia abierto a la sociedad y, especialmente, al municipio [1]

Las bibliotecas infantiles deben cumplir unos requisitos para ser consideradas como tales, ya que no se trata de acumular libros dedicados a los niños, sino que la experiencia esté verdaderamente adaptada a ellos:

  • El fondo debe haber sido previamente seleccionado de acuerdo a unos criterios que se ajusten a las necesidades educativas y lúdicas de los niños, por ejemplo podría ser interesante dedicar un espacio a la literatura fantástica o a la inteligencia emocional.

  • La organización técnica tiene que estar adaptada a estos usuarios por lo que sería conveniente tener en cuenta criterios como la edad o la temática. En este sentido, se han desarrollado códigos de colores que intentan organizar los fondos por el nivel de usuario, por ejemplo, utilizando el circulo amarillo para los niños de cero a tres años, el circulo verde para los niños de cuatro a seis años, el círculo azul para los niños de siete a nueve años y el círculo rojo para los niños de diez a doce años; o el tema, por ejemplo, usando el color rojo para la tecnología, el rosa para los cuentos, el blanco para las obras de consulta, el amarillo para las ciencias, etcétera. Una de las propuestas más interesantes es la de María Antonieta Ubilo que intenta adaptar el Código Junior en Colores al Sistema de Clasificación Decimal Universal.

  • El personal debe estar formado para atender las demandas de los infantes tanto en lo que se refiere a la oferta de información bibliográfica presentando novedades, recomendaciones o lecturas relacionadas con los temas más recurrentes; como a organizar y participar en las actividades que garanticen el aprendizaje y la integración social de los niños como, por ejemplo, los cuentacuentos, los talleres, las sesiones de cine, los juegos de adivinanzas, las manualidades o las prácticas de idiomas.

  • El espacio debe estar dedicado exclusivamente a ellos, pudiendo ser una sala dentro de una biblioteca pública o un edificio aislado. En cualquier caso, en él sería conveniente que existiera un rincón familias donde los padres y las madres pudieran compartir el placer de la lectura con los más pequeños, así como conocerlos más a fondo a través de obras especializadas en el sueño, la alimentación o el tiempo libre de los niños. Además, no podemos olvidar que en esta habitación debe existir un lugar para la tecnología donde los infantes puedan familiarizarse con las aplicaciones y la información de la red. Quizá sería recomendable incluir también una sala interactiva con juguetes educativos sobre las letras, los números, los animales, etcétera.


El rincón de los valores

Con todo, las bibliotecas infantiles ayudan a crear, incentivar y fortalecer el desarrollo de los niños poniendo a su alcance un sinfín de recursos digitales y analógicos dentro de un espacio diseñado para ellos en el que se les ofrece una atención personalizada.

Al margen de los evidentes beneficios que tiene la lectura en las mentes de los más pequeños, entre los que cabría señalar el desarrollo de la imaginación o de la curiosidad; las bibliotecas también contribuyen a la enseñanza de valores a través de sus actividades, por ejemplo, la importancia de escuchar a los demás mediante los cuentacuentos, de crear historias fantásticas en los talleres de escritura creativa o incluso de cuidar la cultura y la palabra escrita con las constantes alusiones al cuidado del material o la organización del espacio.

La cultura no se rinde

Durante la crisis sanitaria la población se vio obligada a recluirse, evitando todo tipo de contacto con el mundo. Sin embargo, las bibliotecas, conscientes de su responsabilidad social, se negaron a rendirse y quisieron llegar hasta los usuarios que las necesitaban para entretenerse o documentarse. Y no podían olvidarse de los más vulnerables: los pequeños de la casa. Así, uniéndose a las iniciativas de otras editoriales, revistas y fundaciones, las bibliotecas infantiles, como las municipales de Zaragoza, optaron por transmitir en sus redes sociales cuentacuentos y talleres creativos.

En este sentido, cabría señalar la ingente labor de Biblioniños un portal infantil diseñado por la Red de Bibliotecas de la Comunidad de Madrid, que ofrece un gran conjunto de recursos en red y aplicaciones para seguir al lado de los infantes en el confinamiento.

Además, me gustaría hacer especial mención a la Casa San Cristóbal de la Fundación Montemadrid que ha diseñado un audiocuento muy entretenido y sobre todo inclusivo pues está traducido a la Lengua de Signos Española.


Bibliografía


Biblioniños. El Portal del Lector. Bibliotecas de la Comunidad de Madrid [Blog]. Disponible aquí [Consulta:13/04/2020]


GÓMEZ, C; LEÓN, L; FINO, L. [2014]. Bibliotecas infantiles [Presentación]. Disponible aquí [Consulta: 13/04/2020]


Propuestas para celebrar el Día Internacional del Libro infantil y juvenil en confinamiento [2020]. Telemadrid [Blog]. Disponible aquí [Consulta: 13/04/2020]


¿Qué es una biblioteca infantil? [1996]. Educación y biblioteca, año 8, no. 67, p. 48. Disponible aquí [Consulta: 13/04/2020]


SÁNCHEZ, S.; YUBERO, S. [2015]. Función social de las bibliotecas públicas: nuevos espacios de aprendizaje y de inserción social. El profesional de la información, vol. 24, no. 2, pp. 103-112. Disponible aquí [Consulta: 13/04/2020]


Tendencias educativas relevantes en 2013 y su relación con las bibliotecas escolares [2013]. Lectura Lab. El laboratorio de Lectura de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez [Blog]. Disponible aquí [Consulta: 13/04/2020]


TORRES, M. [2015]. La función social de las bibliotecas universitarias. Boletín de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios, no. 80, pp. 43-70. Disponible aquí [Consulta: 13/04/2020]


UBILO, M. A. [2005]. Clasificación por colores en biblioteca para niños: proponiendo el codigo junior en colores. Bibliodocencia: Revista de Profesores de Bibliotecología, vol. 2, no. 11, pp. 27-30. Disponible aquí [Consulta: 13/04/2020]


Notas


[1] ¿Qué es una biblioteca infantil? [1996]. Educación y biblioteca, año 8, no. 67, p. 48.

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