San Juan de la Penitencia: protección y educación para las féminas
El Convento de San Juan de la Penitencia fue fundado por Francisco Jiménez de Cisneros en 1508 en Alcalá de Henares tras haber obtenido la Bula del Papa Alejandro VI ocho años antes, aunque el inicio de su construcción se remonta a 1495 cuando fue nombrado Arzobispo de Toledo.
Conocido coloquialmente como el de Las Juanas daría refugio a las religiosas clarisas y contaría además con un hospital y un colegio de doncellas, los cuales se regirían por la Tercera Regla de San Francisco. Preocupado por la educación femenina el Cardenal intentaría hacer de esta institución un lugar en el que instruir a las muchachas en la doctrina católica hasta el momento de su casamiento o profesión, quedando su instrucción en manos de una madre superiora y unas religiosas debidamente preparadas.
El proyecto cisneriano: tres enclaves para un único fin
La preocupación cisneriana por la figura femenina se desarrolló en un complicado proyecto al que se apelaría como San Juan de la Penitencia y el cual englobaría tres estructuras fundamentales: el convento, el colegio y el hospital.
El Convento, situado inicialmente en el barrio cristiano entre la calle de San Juan y la conocida en los siglos XVI-XVII como Redondilla de San Juan, actual calle del Cardenal Sandoval y Rojas (no. 47), contaba con hasta once patios de distinto tamaño en su interior. En el siglo XIX y hasta la actualidad el Convento se sitúa en la calle Santiago (no. 38)
Sobre el ingreso de las religiosas encontramos varias versiones: Jesús P. Uvadingo entiende que se produjo en 1515 mientras que Meseguer Fernández adelanta cuatro años esta fecha, momento en el que entraría en funcionamiento el convento y el colegio de doncellas pobres, quedando pendientes las obras complementarias culminadas en los años venideros. Sin embargo, Carmen Román Pastor concibe que las religiosas y las doncellas se alojaron en los edificios en 1508, una vez instauradas las Constituciones que el mismísimo Cisneros había redactado a fin de que vivieran siguiendo los principios franciscanos-clarianos de la dedicación a Dios mediante la oración, la caridad, la disciplina y la austeridad. Aunque no pudimos acceder directamente a este documento histórico, hemos podido recuperar algunas imágenes de ellas.
Para acceder al convento las jóvenes debían tener al dieciséis años y haber prestado servicios durante un año en la Casa de las Doncellas o en el Hospital. Transcurrido el tiempo, y tras haber hablado con la Madre Abadesa para que corroborase su fe católica, se trasladaban al convento, estando un año de periodo de prueba sin llevar escapulario. Una vez superado, tenía lugar la ceremonia de la profesión, donde estaban presentes el Padre Guardián del convento, algún prelado y por supuesto toda la comunidad femenina, recibiendo entonces el escapulario.
El Colegio, conocido como Casa de Santa Isabel de Hungría, acogió tanto a jóvenes de clase humilde como a muchachas pertenecientes a la nobleza. A él solo podían acceder las doncellas que contasen con la licencia del Guardián de Santa María de Jesús y el permiso de la Madre Abadesa, además de tener al menos nueve años y pagar en concepto de manutención ocho florines anuales y diez fanegas de trigo. A pesar de ser seglares, estas alumnas debían rezar las horas canónicas con el resto de religiosas y asistir a los oficios divinos, llevando una vida de internado con toda la jornada diaria organizada según las normas de las Terciarias, las cuales estaban fundamentadas en la soledad individual, la atención a los desheredados y la instrucción de la mujer.
El Hospital era una institución a la que podían acceder todas las mujeres de la villa de Alcalá que lo necesitaran, incluidas las residentes en el Colegio de doncellas, siempre y cuando se confesaran y comulgaran antes de entrar. Este lugar contaba con los servicios de un médico, un barbero, un cirujano, una enfermera y una portera, así como de una fémina que realizaba los recados.
La educación de las minorías en Cisneros
El convento de San Juan de la Penitencia y el colegio anexo, manifestaron la preocupación cisneriana por la figura femenina y su instrucción, pues intentó construir instituciones que amparasen su desarrollo no solo espiritual sino también cultural y personal.
Una empresa femenina que en cierto modo se asemeja a la fundación de la Universidad de Alcalá en tanto que ambas fueron fruto de su preocupación por mejorar la instrucción de los religiosos en particular y de la población seglar en general al mismo tiempo que ahondar en la asistencia e instrucción de los más desfavorecidos.
Las mujeres conformaban entonces un colectivo marginado que, al igual que los pobres, parecía ser continuamente relegado de la educación y de la oportunidad de desarrollarse personal y espiritualmente. Siguiendo sus ideales franciscanos, Cisneros intentó dar un lugar a la figura femenina en la educación, la religión y la cultura de una sociedad en la que dominaban los principios heteropatriarcales.
Bibliografía
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ROMÁN PASTOR. C. “El Monasterio de San Juan de la Penitencia de Alcalá de Henares, fundación del Cardenal Cisneros”. En: Anales del Instituto de Estudios Madrileños, 1981.
SÁNCHEZ MONTES, A. L. “El antiguo convento de San Juan de la Penitencia (Alcalá de Henares, Madrid)”. En: MÉNDEZ MADARIAGA, A. (coord.) Arqueología, Paleontología y Etnología. Madrid:Consejería de Cultura Comunidad de Madrid, 1991.
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